Imagínese un mundo en el que los ascensores, las puertas giratorias y las escaleras mecánicas sean meros productos de la imaginación. Esa es exactamente la realidad de nuestros jovenes del Club Aslan, ¡pero quedaron completamente cautivados por las extravagantes travesuras de Buddy en el clásico navideño Elf!
Es increíble cómo pudieron identificarse con la inocente fascinación de Buddy por la bulliciosa gran ciudad, llena de centros comerciales, tráfico pesado y rascacielos imponentes, ¡igual que el propio personaje! Al principio, estábamos un poco ansiosos, preguntándonos si sería necesario pausar la película para explicar las divertidas aventuras de Buddy. Pero, para nuestro deleite, ¡nuestros hijos estaban completamente absortos! Se rieron en los momentos adecuados, lo que demuestra que el humor realmente trasciende la experiencia.
Transformamos nuestro salón de clases en un cine digno de un clásico navideño. ¿Y qué sería de una noche de cine sin aperitivos? Comimos palomitas de maíz y bebimos refrescos, y nos permitimos recargas casi ilimitadas que solo aumentaron la diversión.
Después de que aparecieran los créditos, Kelly invitó a nuestros miembros a compartir sus pensamientos. ¿Qué partes los hicieron reír más? ¿Qué escenas resaltaron valores edificantes? ¡Las risas y las reflexiones continuaron mucho después de que terminó la película, lo que la convirtió en una noche mágica para recordar!
¡Sumerjámonos en la alegría de contar historias y las conexiones que fomenta, porque a veces, todo lo que se necesita es un poco de espíritu navideño para acercarnos más!
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